NANA Y SUS “CABAÑITAS”
Nana es una pequeña niña que vive rodeada de campo.
Todos los
días sale con su abuela a pasear y vivir aventuras. Siempre les ocurre algo, porque las dos son
muy curiosas.
Su diversión
es construir casitas con palos o
“cabañitas”
Su casita
preferida está debajo de grandes
arbustos.
En ella
caben las dos, e incluso su hermano Pipo, que a veces se añade a la aventura.
Dentro,
cerrando los ojos, piensan que es una gran cueva con muchos tesoros; otras
veces, creen que está llena de animales misteriosos como el señor caracol, que
se esconde con sus cuernos estirados entre dos grandes hojas, como las mariposas, que aletean entre las flores de la entrada y
las “bees negras”, como llama Nana a las moscas, que vuelan para refugiarse
entre las oscuras ramas.
Aquella
tarde, ellas estaban escondidas bajo la sombra buscando objetos para añadir a
sus tesoros, cuando escucharon un fuerte zumbido que las asustó. Las dos se callaron. Notaban que cada vez sonaba más cerca y más fuerte. Nana, se agarró
muy asustada a su abuela. Se trataba de un grande y negro moscardón. Brillaba
su cuerpo con los rayos del sol y parecía
un animal espantoso, que podría atacarlas y llenarlas de granos y
dolor. Eso pensaba Nana. Se levantó y quiso salir corriendo, pero algo la
enganchó por la ropa.
Estaba
atrapada, asustada, chillaba y pedía auxilio a su abuela, que no sabía que le ocurría.
Miró alrededor y vio que el vestido de la niña estaba enganchado por dos
puntiagudas ramas y Nana quedaba colgada sin alcanzar el suelo. El moscardón
seguía su camino de flor en flor. La abuela desenganchó rápidamente a la niña y
la abrazo fuerte, pero ella lloraba queriendo salir y llamando a su mamá, que al
verlas se preocupó y las ayudó a asustar al moscardón y a consolar a Nana
A Nana se le quitó el susto con un helado de chocolate que mamá tenía guardado para las ocasiones. Aunque pensaba que había un monstruo en su adorable cabaña y ya no podría disfrutar más de sus juegos, escondiéndose en ella.
Todo pasó cuando su abuela le contó un cuento sobre “El gran moscardón” y comprendió que aquél "bicho," no quería
hacerla ningún daño, él solo hacía su
trabajo, buscando su alimento entre las
flores.
Nana había aprendido que los animales aunque
sean molestos por su forma, ruido o color, solo pretenden convivir con las personas en la naturaleza.
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