La situación en España está cambiando. Después de la suspensión del estado de alarma, la gente ha entrado en una especie de relajación en la que han vuelto a las costumbres anteriores a la pandemia.
Este fin de semana han aparecido los atascos en las carreteras, sobre todo hacía las playas. Las terrazas, aunque con aforo limitado, están llenas. La mascarilla se mantiene en la calle , pero en los bares y terrazas, se usa poco.
En Madrid ya no hay zonas con cierres perimetrales, a pesar de que en algunas zonas aún hay muchos contagios.
El optimismo por la supresión de la vigilancia del gobierno y la vacunación han cambiado la sensación de peligro en la gente.
Se están poniendo vacunas a un ritmo muy rápido. Las personas vulnerables, mayores, enfermos cuidadores, etc. ya están vacunadas, la mayoría con dos dosis. Ahora toca la gente más joven.
En éste momento se vacuna a personas, en edades comprendidas entre 50 y 60 años, pero ya algunas comunidades como Madrid , que se caracterizan por querer ser punteras, admiten citas de gente de cualquier edad que se quieran vacunar. Les faltan algunas matizaciones al tema, pues no se sabe muy bien que supondrá esa noticia. Puede ser un desbarajuste.
Se anuncian viajes que se realizarían con certificado de vacuna, bien de españoles al extranjero, o de extranjeros de cualquier país hacía España.
Los especialistas , virólogos, investigadores, etc. están preocupados, piensan que se están dando los pasos demasiado rápido, el virus sigue estando entre nosotros y con variantes muy fuertes. Los científicos desearían que hubiesen bajado más los contagios y se hubiese esperado al menos un mes para relajarse.
Quizá este apresuramiento haga que aparezcan brotes de nuevo con nuevas muertes y complicaciones en los hospitales, que apenas han respirado y tienen personas en las U.C,IS luchando duramente.
Esperemos que no suceda.
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