CAPITULO I
¡Hola! ¡Me llamo Sally!
¿Quieres que te cuente un cuento?
En una región enorme, vivía mamá salamanquesa con su hijitta Sally
Su casa era un poco rara, porque le gustaban las paredes, donde poder trepar.
A mamá salamanquesa, le gustaba mucho las luces, quería ser una gran estrella de la televisión. Ensayaba todos los días cerquita de las farolas y de paso se buscaba la merienda.
Los mosquitos que se acercaban a la luz, creyendo que era una ventana, servían de bocadito a la señora salamanquesa.
La tripita se le ponía muy pesada,comía muchos ricos bocaditos. Todos los días bajaba de su pared para beber un poco de agua en un charquito, que le parecía un lago.
Los gigantes de la región secaron el charquito con sus grandes pisadas, entonces tuvo que andar mucho más lejos a beber agua, su hijita Sally le decía no te vayas tan lejos, que me da miedo quedarme sola, pero la mamá se iba y se iba cada vez más lejos. Un día, vio mucha mucha agua, tenía sed y se asomó, estaba muy resbaladizo y cayo en aquel mar y se ahogó.
Sally se quedó sola y triste era muy pequeña y no tenía casa. Buscó y buscó un refugio que la mantuviera lejos de los pájaros.
Encontró una especie de puerta con un buen escondrijo.Allí no la encontrarían. Pero un gigante que pasaba por allí la vio, no le dio tiempo a esconderse y se quedó quietecita. El gigante era muy bueno y la protegió de los otros malvados compañeros. Hizo una barrera, para que nadie hiciese daño a Sally y creciese mucho para ponerse fuerte y subir por la pared, para ensayar sus bailes, porque ella también quería ser estrella de la televisión, pero recordaba muy bien, que no debía comer muchos ricos bocaditos y luego tener tanta sed que tendría que beber agua muy lejos.
Yo conocí al gigante y a Sally que,aún estaba creciendo. La gigante se llamaba Ama y siempre se preocupaba de proteger a Sally de los otros gigantes; aunque era muy difícil, porque la gigante Ama, tenía que comer, dormir y hacer otras cosas.
¡Pero Sally encontró una protección inesperada.! ¡De repente, no sabía de donde, llegó su tía "Quessy"!
La cogió de sus gorditos dedos y se la llevó a un lugar, mágico y protegido.
A Sally le pareció un palacio, oscuro, eso sí, pero grande y abrigado.
Aunque a los gigantes, aquél gran palacio, sólo les parecía un cuadro grande, colgado de la pared, pero no sabemos quién tendría razón.
Su tía se ocupó de enseñarle a ir de caza en las noches de luna, o en las noches en que los gigantes encendían mágicas iluminaciones, que atraían a su cena mas preciada:"sus pequeños "bocaditos"
Le enseñó a salir de casa despacito sin hacer ruido para que no la viera nadie.Continuará...porque yo la vi y me contó más cosas...
Un día su tía se marchó, a Sally le dio mucha pena, pero antes de marchar le había dicho: Tengo que irme, éste es tu hogar, debes vivir en él y tener tu propio territorio, ya eres mayor,te he enseñado muchas cosas, Sabrás solucionar los problemas que surjan.
Moviendo airosamente su brillante cola, ya perdida y vuelta a crecer, se alejó del hogar de Sally.
Aunque nuestra salamanquesa,no era muy dada a pensar, se quedó escuchando los ruidos y colores del otoño, y se dijo: "Los gigantes no me hacen daño. la comida, abunda, estoy calentita, ¡pues aquí me quedo!
Se dio cuenta de que su barriguita había crecido, toda ella estaba muy grande. Le pesaba el cuerpo. Salía torpemente a cazar, pero era astuta y siempre encontraba bocaditos apetitosos.
Un día de primavera, cuando quiso salir apenas podía,se apoyó en la grieta de su casa y se quedó muy quietecita, algo pasaba en su cuerpo; con fuertes empujones, salieron dos huevos que miró como sus tesoros.
Se arrebujó con sus maravillas y permaneció largo tiempo, dejándolas en un rinconcito para salir a cazar.
El calor apretaba y no quería dejar solos sus escondidos tesoros, pero al asomarse esa mañana después de la caza, vio que los huevos estaban rotos y dos preciosas princesas, "así se lo parecieron" habían salido de su cascarón. Sally se volvió loca de alegría, se puso a dar "grititos",que contestaron otras vecinas de los alrededores.
Tenía a su cargo una maravilla viviente, corrió por la pared y las pequeñas la siguieron. En ese momento se dio cuenta de lo difícil que iba ser la vida para ella. ¿Cómo iba a preservar a unas criaturas atolondradas y diminutas?
Volvió corriendo a su escondite y se encerró todo el día, saldría solo de noche cuando los bebés durmieran.
La familia fue superando las dificultades: Sally fue tan feliz, tan feliz, cómo los gigantes del territorio que por aquellas fechas, salían por el campo lleno de flores, paseando su propio bebé gigante, llenos de emoción , alegría y preocupación por su "tesoro"
El cuento termina aquí,donde la mayoría de las historias"reales",comienzan" con aventuras extraordinarias.