VIAJE A LA COSTA BRAVA.
Ha resultado muy bien a pesar de que yo tenía mis dudas. Al principio pensaba que sería muy cansado, bajar y subir de autobuses, cargar con maletas, etc. Poco a poco le fui encontrando interés. Hacía mucho tiempo que no viajaba en grupo y me parecía interesante conocer gente.
La zona era bonita, ya la conocía pero había pasado mucho tiempo y sabía que la costa catalana es muy agradable.
El gancho era pernoctar en Tossa de Mar, el sitio es muy bonito, turístico totalmente pero pequeño y tranquilo. Tiene una playa no muy grande con forma de concha con montículos a los dos lados. En su parte derecha, aparece un antiguo castillo con varias torres; subiendo un poco encontramos la entrada al pueblo de los pescadores, bastante bien conservado desde épocas muy antiguas y al final del camino, aparece un faro desde donde encontramos unas hermosas vistas de la costa y de la playa.
El día siguiente a la llegada, visitamos pueblos medievales del interior, muy hermosos también; conservan el empedrado de las calles y las casas de piedra.
Comíamos en el hotel y poco después salíamos en autocar de nuevo a diferentes sitios. Esta primera tarde la teníamos libre para visitar el pueblo donde nos asentábamos.
Fue el tiempo más relajante donde pudimos disfrutar con tranquilidad de las vistas y del paseo.
A la mañana siguiente muy temprano ya estábamos en marcha para recorrer ciento y pico de kilómetros para ver el museo del pintor Dalí en Figueras. Me impresionó.
Recuerdo al pintor cuando yo era joven;
los periódicos hablaban de sus muchas excentricidades y le oía en la radio con su extraño lenguaje y voz, hablando como un viejo filósofo al que nunca entendí y tampoco comprendí si era un genio o estaba enloqueciendo.
Me quedé asombrada ya en el momento de cruzar la entrada. Desde fuera se veía un gran patio, con frescos de Dalí en paredes y techo y artilugios variados, amontonados" unos encima de otros sobre la idea central de un antiguo automóvil; avanzamos por una galería lateral con obras suyas más
pequeñas en la pared, realizadas en tinta y en otros estilos de pintura, siempre con las formas surrealistas que le dieron fama. Pasamos al salón que se puede llamar: escultórico, donde aparece una representación de un sillón en forma de labios una chimenea como nariz....
Lo más interesante fue el patio que se mostraba lleno de un arte muy excéntrico y un poco enloquecido, como solían ser las obras de Dalí.
Al final pasamos a una sala donde se exhibía el "Cristo de Dalí, obra especial , figurativa pero representando a un Cristo que rememora el de el gran pintor Velázquez aunque se refleja de manera diferente , con una vista escorzada desde arriba y basado en la figura de un actor que posó para la pintura. Representa al Cristo desposeído de su identidad religiosa y su aspecto es más laico y actual. De todas maneras es una gran obra.
En otros capítulos seguiré con el resto de visitas y excursiones que realicé por Cataluña por no alargar tanto el escrito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario