Las parejas no debían dejar de entenderse, no digo, separarse, que sí
deben, si ya no desean estar juntas. Pero, disgustarse, lo menos posible.
Observo a mi alrededor las
quejas de unos y de otros, que son constantes, sobre todo en mi generación y veo gran intolerancia hacia la forma de ser del otro. No se toleran las características de cada uno, no se soportan las manías, ni los gustos, ni
sus ritmos diferentes. Sobre todo, los ritmos. No son comprendidos. Se preguntan: ¿Cómo puede ser tan "tardón"?o ¿Cómo puede ir tan
acelerado?
Pienso que tendríamos que
pararnos un poco y ver, que son cosas aprendidas a través de los años
y desde la infancia, por cada persona.
Ya les, o las conocimos así, y nos
pareció bien, lo veíamos hasta interesante en el otro. Tenían esa “característica” que
les hacía tan “especiales.”
Pensando sobre ello, Hay que
volver la vista atrás y mirar cómo nos veíamos al principio. Si pensábamos que
esa manía tenía su gracia, sigámoslo pensando. Tiene su gracia ahora también
Otro problema que nos causa molestias es que no nos escuchen, o apenas hablen.
Otro problema que nos causa molestias es que no nos escuchen, o apenas hablen.
Si el otro está ensimismado
con sus cosas y apenas te habla, yo pienso: "a estas alturas es una gran ventaja; no me
vuelve la cabeza loca con sus formas tan diferentes de pensar y no tengo que
oír quejas y lamentos".
Me da tiempo para fabricar mis propias ideas y analizarlas con más libertad.
Nunca se debían escribir estas cosas, ¿Quién las quiere hacer caso? Pero algo me empujó a desahogarme en un momento.
Enero 2014
Paseando por el parque |
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