En ésta ciudad hace un calor insoportable en verano, pero sin embargo cuando acaba nos ponemos melancólicos.
El otoño es la mejor época en los sitios tan cálidos y ya está llegando.
Los días nos ofrecen un montón de posibilidades de salir del refugio construido durante los ardientes días de agosto.
En los ardientes días de verano, nos encontrábamos como pájaros en su jaula. Todo ardía alrededor, si te movías sudabas profusamente; el día parecía eterno como si nunca fuera a anochecer; cuando lo hacía se elevaba desde el suelo un calor atosigante despedido por el cemento y los ladrillos, que duraba casi toda la noche.
¡Ahora es otra cosa! Podemos respirar más profundo, salir a pasear y acomodarnos a nuestras actividades sin una temperatura abrasadora.
Se tienen ganas de hacer cosas, de empezar nuevos proyectos.
Soy consciente que con el tiempo y la vida actuando, se diluyen las ideas nuevas y poco de lo soñado se lleva a cabo, pero el espíritu tiene ganas de ilusionarse. Nos sucede algo parecido a lo que experimentan los niños en los nuevos cursos de sus colegios.
Hoy el día se presenta gris, con ligera brisa y posibilidades de lluvia. Es apropiado para estar afuera, sin embargo, a veces temerosos, nos refugiamos de nuevo. Me niego a que así sea, ¡quiero respirar ese poco de humedad del aire y la brisa en la cara, saldré y estaré fuera el mayor tiempo posible! ¡hoy es sábado hay que aprovechar!
Pienso que el otoño es el mejor mes del
año, que no se escape ni un día sin disfrutarlo.
Hoy el día se presenta gris, con ligera brisa y posibilidades de lluvia. Es apropiado para estar afuera, sin embargo, a veces temerosos, nos refugiamos de nuevo. Me niego a que así sea, ¡quiero respirar ese poco de humedad del aire y la brisa en la cara, saldré y estaré fuera el mayor tiempo posible! ¡hoy es sábado hay que aprovechar!
Pienso que el otoño es el mejor mes del
año, que no se escape ni un día sin disfrutarlo.