No era un amigo propiamente dicho, se trataba del marido de una amiga de la infancia.
Hace mucho que no nos habíamos relacionado, pero empezaba a conocerla en ésta etapa de su vida en la que somos mayores, jubilados y libres de ataduras.
La vida la ha tratado "de pena", ha habido tantas perdidas a su alrededor que se ha quedado totalmente sola.
Ha sido muy muy rápido, casi no se puede ni creer. Me imagino que mi querida amiga no lo admite de ninguna manera y pensará que es un sueño o una terrible pesadilla, pero es real y te da un fuerte golpe en la boca del estómago como si algo físico te hubiera caído encima. Así me siento yo aunque no tenía un trato muy cercano. ¿Cuánto dolor y desconsolación le puede provocar esta gran pérdida a mi amiga? ¿Cuánto sufrimiento y soledad por mucho que la abracen y la animen?
En ésta etapa, necesitaba que su pareja estuviese ahí, que la escuchara, que la apoyara, y si era un compañero intuitivo y tenían compenetración, que hablara cuando ella buscaba entretenimiento o que callase cuando el alma deseaba estar recogida.
Un compañero te puede ofrecer tantas cosas en la azarosa existencia, que su pérdida puede partirte el alma en pedazos, y llenarte de tristeza sin permitirte andar ningún camino en el que hubieras pensado ni te anime a andar por ningún otro.
Comprendo que ella es fuerte, que nunca se la notará. que dirá que que se le va a hacer, pero no me cabe duda que su maravillosa alma de buena, leal, integra, coherente y educada persona estará quebrada y apesadumbrada por siempre, aunque su sereno carácter nos muestre una cara amable y tranquila.
Estas letras sirven para mostrar sentimientos, no tienen moraleja ninguna ni son para animar o cambiar el estado de ánimo. No creo que se pueda. Es muy triste y doloroso decir adiós para siempre. Solamente el tiempo se encargará de suavizar la conmoción y la gran pena que la abruma ahora.
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