Médicos.
Por "desgracia" ya les conozco bastante.
Últimamente no te miran mucho a la cara. Sólo a la pantalla del ordenador. Han aprendido a manejarlo y están encantados. Comparan radiografías, cifras, plaquetas...
Con todo ello se hacen una idea clara y tu te consumes en el asiento.
En general, son concisos y te dicen lo que piensan en ése momento, aunque duela o te deje muy preocupado, aunque no les entiendas bien, y te vayas a casa pensando:¿ "Me ha dicho que mejoraré o que me quedaré igual, o...?"
El caso es que no son adivinos. Cuando les observo me doy cuenta que aunque me parezcan dioses, son como todo el mundo, totalmente humanos y hacen su trabajo como profesionales, y aunque te gustaría, no se les puede pedir, que además te den un abrazo de ánimo y palabras que te consuelen y te alienten. Eso en casa si tienes suerte.
Saben muchísimo de su cometido y tienen vocación, es lo más importante.
De todos modos siempre acabo acudiendo y recuperando mi fe, porque al final son los que nos van "remendando."
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