SALLY, EN CASA. |
Éste cuento es para mi nieto, espero que lo lea algún día.
Sally es mi amiga. Vive conmigo. Compartimos nuestra casa, es mía y suya.
Vive debajo de un cuadro. Aquí es normal. La casa está llena de ellos.
Ha corrido muchos peligros y aventuras.
Este año pasará por un serio trance. Hay otro "Pequeño gigante" en la casa.
Sally, desde su refugio suele observar... le parece que no se mueve demasiado. El pequeño gigante duerme en un "artefacto" con ruedas que los "grandes" mueven de vez en cuando. -Esperemos que no sea dañino- murmura para sí.
Se le ocurre que sería bueno alejarse un tiempo, como hizo el año pasado.
Descansando del ruido y de la luz se durmió pensando en la aventura que había vivido...
LA AVENTURA DE CONOCER EL MAR.
Sally había decidido que su mundo era pequeño y pensó en un viaje. Sus "princesas" se habían ido. Tenían su propia vida al otro lado del jardín, cerca de la puerta de hierro. Como eran jóvenes, no les importaba vivir en sitios ruidosos.
Después de darle muchas vueltas, se convenció. Iría a una playa. No conocía el mar y un viejo gorrión que ya no atacaba a Sally por ser conocida de muchos años, le había "piado" que estaba muy lejos, pero era diferente a todo, grandioso.
Si... ¿pero cómo? -se preguntaba-Bueno no era difícil. Los gigantes tenían cacharros con ruedas y todos los años decían que se iban a la playa, así que se coló en su bolsa de viaje en cuanto vio movimiento.
En su rinconcito, se quedó dormida hasta el momento en el que alguien movió la bolsa. Se asustó un poco. Vio una gran luz. dio varios saltitos y encontró una buena pared. ¡Caramba!, ¡tenía una grande y moderna luz!, ¡Cuantos "pequeños bocaditos" podría atrapar!
Se instaló inmediatamente. Aquel sería su "apartamento" de la playa.
Los gigantes huyeron con sus pesados bultos. No le molestarían.
¿Pero donde estaba el maravilloso mar? El caso era que olía raro, además una brisa cálida movía las hojas, era diferente a la ya conocida, pero estaba tan cansada para investigar que pensó... "mañana será otro día". No pudo ni buscar comida, se quedó rendida.
Unos ruidos la despertaron: oyó risas, de pequeños y grandes gigantes. Se movian como si fueran a realizar un larguísimo viaje. Llevaban sus casas encima, como lentos caracoles. Colgaban, bolsas, sillas, mesas y grandes paraguas de colores. Todo el mundo parecía que se unía al viaje. iban hacía el mismo sitio.
-¡Haré una incursión mas lejos para ver que pasa!, "se dijo".
Dio la vuelta a una larga pared, subió un poco y la deslumbró lo que vio: Un gran espejo color esmeralda que nunca se acababa. No tenía fin. Los gigantes se sentaban a su orilla como en una ceremonia y miraban al espejo. Pensó que ese maravilloso cristal, debía de ser el mar. Era como lo contaba la tía Quessy: con muchos reflejos de luz, muchas ondas y enorme.
¡ME DIO TANTO MIEDO! |
Nunca se atrevió a acercarse más. Un miedo heredado por sus mayores le paralizaba. Una noche oscura, se sintió valiente, bajó de la pared y se acercó un poco.
Tuvo que trepar por grandes montones de arena y cuando llegó a un primer gran charco, se paró, olió y saboreó un poquito. Estaba malo, malo, aquel agua. De repente, un gran ruido le asustó. Cuando se quiso dar cuenta el agua se la llevaba, dándole vueltas hacía adentro y hacía afuera. No veía nada y no podía respirar. Era su momento de acabar la vida. Pensó: "¿Se iría con su madre para siempre?" Pero un fuerte empujón la puso de nuevo en la arena y aturdida se fue alejando de allí y dando tumbos,volvió a su pared.
Se instaló allí quieta durante mucho tiempo. Comía, dormía y miraba al espejo y a la gente alocada que salía muchas veces, con bolsos y extraños vestidos, enseñando siempre degarbadas piernas. Parecía que tenían mucho trabajo. ¿Estarían haciendo algo importante?
No se atrevió a acercarse al mar. Era demasiado grande.Demasiado amenazador.
Cierto que era todo bonito y agradable, pero echaba de menos el aire fresco y los árboles con las montañas. Allí el agua sabía bien y no se movía . No la perseguía.
El mar parecía querer llevarse a los seres que atrapaba en su camino y comérselos. Los gigantes eran grandes y no se dejaban, pero los pequeños bichitos como Sally debían huir de sus espumosas garras.
Le contó una amiga, que había visto extraños personajes, viviendo dentro de su gran barriga de agua y andando sin pies, volando por sus aguas. Cosas raras de las chismosas.
Desde luego, si que había enormes pájaros ruidosos con larguísimas alas que asustaban mucho con sus chillidos.
Permanecía escondida por el día, pero su amiga "Gigante bueno" la vio, la miro, e hizo clik con un aparato.
Le habló en su idioma y Sally entendió que no tuviera miedo, preguntandole extrañada, cómo había logrado llegar hasta allí. Debió de pensar un rato y hacerse sus ideas.
Un día, volvió a ver a los gigantes guardar la bolsa de viaje. Decidió que era el momento de volver.
Se metió en su escondite, se durmió y cuando despertó y vio la luz de su tierra, rápido se subió a su querido cuadro y allí encontró su desordenada y sucia casa, que se entretendría en arreglar durante todo el invierno.
La aventura le había dejado extenuada. Dormiría y dormiría...hasta la próxima.
Amiga mía, he leído tu cuento que había pasado de largo anteriormente y aparte del miedo que me da todo lo que se arrastra te diré que me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarEs la otra parte de la vida, la que ni pensamos (al menos yo que me asustan estos bichitos) es una historia bonita y tierna, y algún día debes contársela a Pedro, y seguro que se quedara quietecito oyéndote entusiasmado y con admiración por las bonitas historias que cuenta su abuela.
Eres muy tierna incluso escribiendo de estos bichos, si nos hubiese visto hace unos días a Ángel y a mi allí en Madrid, que apareció un (bebe salamandra) te hubieses reído de nosotros a carcajadas, empezamos la captura removiendo todos los muebles porque se escapo, y no veas los gritos que dimos los dos buscándola, no te cuento el final…
Bueno que me ha gustado mucho. Un beso chica fantástica.