En torno al año 1625 la infanta Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos españoles, encargó a Rubens el diseño de una serie de veinte tapices con destino al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, donde aún se conservan todos ellos. Todos los diseños, pintados sobre tabla, tratan del tema de la Eucaristía, dogma principal del catolicismo que la infanta defendía. Rubens realizó varios bocetos preparatorios para esta serie, que se encuentran entre lo mejor de toda su producción, y muestran su característica expresividad y vitalidad, y su gran conocimiento de las obras de arte de la Antigüedad y el Renacimiento.
El Prado posee seis de las tablas que pintó Rubens en preparación para este proyecto. Esos grandes bocetos, también conocidos como modelli, son los usados por los ayudantes del pintor para pintar los grandes cartones en los que se basan los tapices, tejidos en seda y lana en Bruselas. Cuatro de estos tapices, que se encuentran entre los de mayor calidad que se realizaron en Europa durante el Barroco, pueden contemplarse en la exposición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario